Parque Metropolitano de Cerrillos (ex Portal Bicentenario) - El Paisaje como Proyecto Público

por Pía Montealegre Beach
La reconversión de los terrenos de un aeropuerto inserto en la ciudad en un nuevo proyecto urbano cargado de espíritu innovador y ampliamente dotado de áreas verdes, ofrecen una posibilidad irrepetible para la arquitectura. La tarea de diseñar el parque central con 50 hectáreas de extensión cobra especial relevancia en una ciudad cuya infraestructura verde es apenas suficiente.
1. Introducción

Desde los primeros bosquejos para el Concurso, se reconocían tres condiciones que hacían enfrentar el diseño de este parque como un proyecto especialmente público: Primero, la escala metropolitana del proyecto, segundo, la economía en los recursos y tercero, el anonimato del futuro usuario. La primera condición de escala metropolitana, repercute en la proporción de las decisiones de diseño. Por esto se debía trabajar con grandes operaciones formales para estructurar un espacio de enormes dimensiones. A esto se sumaba la dificultad de que el terreno está cortado por calles formando cuatro manzanas, por lo que a pesar de ser urbanamente un solo paño, la división vial podía terminar repercutiendo en que el proyecto se redujera a una sumatoria de cuatro parques aledaños de tamaño mediano. El parque debía mantener esa escala y esa dimensión que se leía claramente al visitar la pista de aterrizaje cuando aún estaba operativa. Su tamaño debía ser considerado como un patrimonio a cautelar para la ciudad de Santiago.


La segunda condición es la que subyace bajo todos los proyectos que ejecuta el Estado y que tiene relación con la economía de los recursos, siempre escasos y siempre necesitados por algo más urgente. El arquitecto que hace espacio público para el Estado no puede quedar ajeno a esta realidad y debe, siempre en una actitud ética, procurar la verdadera racionalidad del empleo de estos recursos públicos, integrándose como principio fundamental desde los primeros esbozos de diseño. Esta condición es incluso la manera que se tiene de competir, al presentar de manera meritoria la racionalidad del diseño en el uso de los recursos. Para este proyecto y en general para los parques públicos proyectados por el Estado se considera un presupuesto de 0,6UF el m2, es decir unos 21US$, con toda la infraestructura y obras civiles incluidas.

En tercer lugar, este parque más que ningún otro proyecto contaba con un usuario absolutamente genérico. Sus vecinos inmediatos son aún inexistentes, y su tamaño y posición en la ciudad hacen difícil prever su público futuro. A pesar de ser eje de un desarrollo inmobiliario para 15 mil familias, la vocación de este paño es de escala metropolitana, y no podía quedar orientado al uso local. Muchas veces en el diseño del parque urbano se parte de una consulta ciudadana, pero en este caso debía proyectarse de una manera más global y estándar. En ese sentido el principio de integración y flexibilidad cobran especial relevancia. Al mismo tiempo, y a consecuencia de lo anterior, el problema de la seguridad pasaba también a protagonizar el diseño.

Una cuarta condición, común a todos los parque urbanos, es su lenta consolidación en el tiempo en contraste con la velocidad de los cambios urbanos y políticos. Los frágiles elementos que estructuran la arquitectura de un parque en formación, quedan rápidamente a merced de la cabeza administrativa de turno, y con ello los conceptos fundamentales del diseño. En los pocos años de gestión y sin aun llegar al bicentenario, la gerencia de proyecto ha cambiado cuatro veces y el gobierno central, dos. Lograr que la idea base se fije de forma clara y persistente, debía ser un desafío a asumir en el proceso de diseño.
El Parque Portal Bicentenario constituye la pieza clave del Plan Maestro que ... se desarrollará en los terrenos ocupados por el que fue el Aeropuerto de Los Cerrillos y que fuera alguna vez el principal centro aéreo de la ciudad. De una extensión total del terreno de 245 Has, las áreas verdes ocuparán cerca de 70Has y junto con las calles constituirán un sistema de espacio público que superará el 50% del área total.

2. Cronología del proyecto

El año 2001 fue llamado el Concurso Internacional de Ideas para el desarrollo de un Plan Maestro de reconversión urbana de todo el paño correspondiente al aeródromo. A fines del año 2004, y mientras aún se diseñaba el Plan Maestro, se llamó a otro concurso internacional de anteproyectos para licitar el diseño del Parque Central en nivel de Ingeniería de detalles y un anteproyecto básico del resto de las áreas verdes. Adjudicado a nuestra oficina, el contrato fue firmado en diciembre del mismo año. Se trabajó en el proyecto por casi doce meses, documentándose finalmente con más de 180 planos y otros afines para licitar su construcción. La primera etapa de las obras se inició en 2006 y duró hasta el año 2007, mientras que la segunda y final ha sido iniciada estos últimos meses. Se espera que el proyecto esté completamente terminado y abierto al público para el año 2010.

3. Fundamentos de proyecto

En la estrategia de diseño del parque se busca integrar a la arquitectura paisajista una fuerte carga programática que enriquezca la experiencia del parque más allá de lo simplemente contemplativo. Para esto el diseño del parque es fundamentalmente una estructura , un sistema que permite un uso flexible y combinado de distintos usos en el tiempo. Dos elementos principales ordenan el diseño: la reutilización de la pista de aterrizaje como un bulevar duro y abierto y la generación de un paseo central sombrío y ondulante que recorra todo el parque. En los espacios resultantes entre estos dos elementos se van diseñando distintas zonas con características propias.

El modelo del parque popular sirve como inspiración conceptual, tomando de él dos ideas fundamentales: en primer lugar y desafiando la costumbre de los parques públicos administrados por el Serviu, se buscó en común acuerdo con la contraparte técnica, evitar todos los cierros posibles, generando un parque abierto, que pudiera ser accedido y atravesado en cualquier parte. Los parques de acceso controlado han sido modelos muy exitosos en la periferia de la ciudad, permitiendo un mejor mantenimiento y reduciendo los riesgos propios de las áreas verdes durante la noche. Sin embargo, la reja y el acceso se relacionan con un concepto de visita-anfitrión, un horario de apertura y cierre, una sensación de control y vigilancia, todas las anteriores características alejadas de los conceptos de lo público, lo democrático y lo integrado. Proponer el Parque Portal Bicentenario como un parque abierto de estas dimensiones, era de cierta forma, proponer un parque para una sociedad más adulta, civilizada y horizontal. Para conseguir este resultado se buscó multiplicar al máximo posible los recorridos y los posibles puntos de acceso, de tal manera de hacer que la instalación de una futura reja fuera, a lo menos, engorroso.

El segundo concepto extraído de parque popular que se quiso aplicar deliberadamente al diseño, fue la inclusión de grandes espacios abiertos de uso múltiple, especialmente enormes extensiones de césped. Con esto se desafiaba un prejuicio popularmente instalado entre los entendidos: en contra de lo que se piensa, el césped no es más caro de mantener mientras se cuente con agua de riego de pozo o canal, condición que cumplen la gran mayoría de los parques capitalinos. Y en cuanto a su rentabilidad social, el pasto es al paisaje urbano lo que es el agua y el balneario en el paisaje natural, provee una superficie fresca y suave para el esparcimiento del cuerpo.

4. El contraste entre la pista de aterrizaje y el paseo arbolado

Un principio de diseño es el conservar la pista como artefacto vestigial del aeropuerto, reconociendo su espacialidad monumental. Con 2,4km de largo y 36m de ancho, se busca transformar en un bulevar peatonal de aproximadamente 8,5Has de extensión. Para ello, se interviene retirando la carpeta asfáltica y fresando su superficie. Para dar a este lugar una escala menos aeronáutica ( y siempre en el principio de lo económicamente razonable,) se corta el pavimento en franjas de tres metros de ancho, respetando la modulación de los paños de hormigón que conforman la losa, y luego se rellenan estos destajes con una hilera de chapa de ladrillo. De este modo, la pista se configura como una serie de cintas paralelas. Para agregar variedad al paisaje de la losa, se realizan diversas simulaciones de situaciones ondulantes de estas cintas (un gesto irónico, que inhabilita definitivamente el aterrizaje o despegue de aviones en un, hasta esos momentos, incierto futuro de su situación como aeródromo). Distintos motivos arquitectónicos ondulantes se reparten a lo largo: pasarelas que cruzan sobre las calles, ondulaciones lúdicas para ciclistas y jardineras que simulan el hundimiento de una franja. Para respetar su condición despejada, se decide de manera deliberada no poner árboles en la pista. A pesar de la fuerte reverberancia que produce el pavimento que hace casi imposible su uso en las horas de sol en verano, resultaba absurdo recuperar un espacio de esas dimensiones para luego fragmentarlo en su espacialidad y vistas. Por ello, las plantaciones en la pista son especies bajas y resistentes al sol como Gramíneas, Aloes, Cortaderias y Muehlembequias.

A lo largo del bulevar, se prevé el desarrollo de restoranes, cuyo diseño simula ser parte de estas mismas cintas. Los edificios son cubiertos por sombreaderos de madera y acero con formas ondulantes. La madera vuelve a aparecer como material en las terrazas o decks de los restoranes modulados de acuerdo a las cintas de los sombreaderos.

En el mismo motivo de las cintas se trabajan los dos remates de la pista: Como muelles miradores sobre una gran laguna en el extremo sur y como un monumento con fuente de agua en la plaza cívica al norte. El caso de los muelles ya se encuentra construido en primera etapa, y es un enorme logro de nuestra contraparte técnica que una infraestructura de carácter mucho más estético que práctico, haya podido incluirse dentro del presupuesto original. Las pasarelas y el monumento del otro extremo quedaron esbozadas como una idea a desarrollar a futuro. Probablemente terminarán por diluirse en su forma y sentido con el paso del tiempo.

Este gran bulevar tendrá un uso principalmente vespertino y nocturno, como también en invierno. Las actividades deportivas y el uso de rodados que aprovechen la extensión del bulevar serán las actividades más frecuentes. Los restaurantes y el mobiliario urbano permitirán instancias de paseo y detención, mientras que los remates y las pasarelas serán hitos a visitar por su monumentalidad.

Se ha cuidado en el diseño de mantener grandes áreas despejadas que puedan ser utilizadas en eventos masivos o grandes exposiciones. El largo total del bulevar y su continuidad peatonal permitirá también el montaje de otros tipos de exposiciones cuyas distancias a escala necesitan la extensión adecuada (tales como muestras de sistemas geográficos, planetarios, matemáticos, líneas de tiempo, etc.)

Como antítesis al espacio longitudinal, abierto y asoleado que es el bulevar se diseñó un paseo central serpenteante, arbolado y sombrío, que en su neutralidad de parque tradicional chileno permite la infinidad de usos que todos conocemos. El paseo va levantado 60cm sobre el parque para dar al recorrido una posición de dominio visual pero sin obstaculizar la vista de un lado al otro, lo que atentaría contra la seguridad. Se eligió el plátano oriental como especie para configurar el paseo por su tamaño monumental, su rápido desarrollo, su dosel alto y la posibilidad de tener más luz en invierno cuando el árbol pierde la hoja. El ancho del paseo va variando desde los 16,8m en los tramos norte sur hasta los 56,8m con seis corridas de árboles en algunos tramos oriente-poniente. A lo largo del paseo una ciclovía y un pista de buses recorren el borde poniente, con estaciones o paraderos cada 400m que incluyen distintos servicios como baños, kioscos, arriendo de bicicletas, primeros auxilios, etc. Este circuito se continúa en el bulevar, obteniéndose una ciclovía de 5.4km de largo. Los cruces del paseo central y las calles que cortan el parque se resolvieron de tal manera que el automóvil sube hasta el nivel del paseo, lo que por distintas razones de orden administrativo no pudo ser ejecutado en la obra.

En el proyecto original para el concurso, el agua era el tercer elemento estructurador. En el extremo sur del parque conforma una gran laguna para albergar vida silvestre y ser a su vez la fuente de riego de todo el proyecto, que cuenta con derechos de agua de un canal de regadío. Luego el agua aparece a lo largo del borde poniente del bulevar como un camino de agua. Éste fue eliminado del diseño por razones presupuestarias y fue cambiado por un camino de flores y cubresuelos en tonalidades azules y verdes como Achilea tomentosa, Iris germánica, Lupinos perennis, Festuca robusta, Stachys lanata, clorofitum variegados, entre otras. En el extremo norte el recorrido termina en en la plaza Bicentenario acompañando el ya mencionado monumento de desarrollo futuro con un espejo y juegos de agua.

5. Las áreas temáticas

Entre el paseo central y el bulevar se configuran áreas definidas, cada una con un tema o uso concreto. El área sur, con la laguna, está enfocada a la vida natural con elementos como un bosque de copa alta con especies coníferas, una gran hondonada como lugar de campamento para grupos juveniles y una reserva aviar en humedales alrededor de la laguna. Al poniente se encuentran los viveros del parque y el área administrativa. El perímetro de la laguna y los viveros son un área cerrada, para proteger tanto a las aves como también impedir el acceso nocturno a la zona.

Hacia el norte y enfrentando el edificio del actual terminal, se encuentra la infraestructura educativa propiamente tal: Un biodomo que reproduce la selva valdiviana y un museo del medio-ambiente ambos como edificios de desarrollo futuro, serían los protagonistas de área. Se refuerza este programa con la recreación de cuadros ecológicos de la flora de la zona central. La vegetación de los cuadros es nativa con especies como quillayes, pataguas, bellotos, maitenes, palmas y arbustos como corcolenes, molles, huingan, cactus, chaguales, quilos, etc. Todos están plantados en asociaciones típicas. Las plazas duras que rodean los edificios del biodomo y el museo tienen tratamientos de paisaje más tradicional con jacarandás, palmas chilenas y cubresuelos como trenium glauca, cotoneaster, festuca glauca, etc.
Avanzando en la planta hacia el norte, una gran pradera de 8,5 Has recibe el sector denominado “Parque de la familia”, con juegos de agua y zonas de picnic modeladas como lomajes en el terreno. Al Poniente de esta área se encuentra la zona deportiva con canchas concesionables y zonas de ejercicio. Los movimientos de tierra de esta zona se planean siempre evitando los obstáculos visuales: el paseo central está levantado sesenta centímetros y los lomajes 1,10m. Acompañando este sector familiar y enfrentando al actual museo de aviación se ha dispuesto un área que en el futuro podría ser ocupada por carabineros con un picadero que cumpla la doble función de vigilancia y espectáculo ecuestres. Al oriente se propone un cine tipo Imax, equipamiento fuertemente atrayente de público. Este programa, de desarrollo futuro, constituirá un eje de actividades masivas en el parque.

En el tramo norte del parque se han dispuesto dos áreas de un carácter netamente paisajista, con jardines de especies características: uno de primavera y otro de otoño. En el jardín de primavera se han dispuesto especies de interés floral como magnolios soulangeana, manzanos, ciruelos, acacios de judea, etc. En el estrato del suelo se usaron macizos florales de Dianthus chinensis, dedales de oro, ceratostigma plumbaginoide, echinaceas, etc.. Para el jardín de otoño se eligieron árboles como ginkgos, liquidambar, hayas, caquis, etc. Para el suelo se usó una pradera de chépica y trebol rojo y como arbustos y cubresuelos se usaron cotoneaster y crategus. Finalmente se remata al norte en el límite con avda. Departamental con una gran plaza dura que recibe el Monumento Bicentenario. Para esta plaza y al igual que en la que enfrenta el edificio terminal, se usaron sólo dos especies contrastantes: la majestuosidad y definición de la palma chilena y la suavidad y liviandad del jacarandá.

Además del paseo central y el bulevar, el parque está implementado con senderos de maicillo de formas y proporciones diversas que permiten las circulaciones locales en cada área. También el parque está cruzado por caminos rectos pavimentados, denominados “atajos urbanos”. Éstos cumplen el rol de “rutas seguras” cuya iluminación, señalética y textura permitan atravesar el parque con seguridad y sobre una superficie dura. La materialidad de estos caminos es asfalto coloreado y están acompañadas siempre de una hilera de cipreses que ayudan a reforzar la dirección definida de estas circulaciones.

6. Conclusiones

Hasta el momento el parque urbano ha sido usado principalmente como una herramienta emergencista y reparatoria: cada vez que hay un vertedero que convertir, un eriazo que amenaza la seguridad de los vecinos o una densidad habitacional insostenible, se implementa un parque como mitigación a un paisaje ya degradado. Debido a nuestra condición árida, las áreas verdes de mantenimiento público han quedado por años relegadas de las políticas de desarrollo urbano, especialmente en el desarrollo de vivienda económica. Esto ha ocasionado que se produzca una discontinuidad de los espacios verdes en la mayoría del tejido urbano. Los parques siguen siendo elementos puntuales disociados y asistémicos, y todavía falta mucha cobertura mínima de un déficit histórico antes de poder pensar una nueva forma de hacer ciudad. Por esto, la Ciudad Parque Bicentenario viene a revolucionar lo que hasta el momento se venía desarrollando. No sólo es buena la relación superficie/habitante que propone este proyecto, sino que especialmente la interrelación de infraestructura verde de distintas escalas, de gestión pública y privada en un sistema integrado. Las diferencias de calidad de vida urbana que hoy existen en Santiago hacen urgente la implementación de nuevos parques y nuevos sistemas de áreas verdes. Como ha señalado el arquitecto Alejandro Aravena, a diferencia de la inversión en otras áreas sociales, la provisión de espacio público es una manera de construir igualdad social de manera inmediata y efectiva.

Quizás, para este tema, debiéramos volver a políticas más keynesianas y mirar el modelo del parque popular alemán que saneó las atestadas ciudades de la post-guerra dando como resultado ciudades tan admirables como Berlín. En cuanto a infraestructura de esparcimiento se requiere más de un Estado que entienda su rol benefactor en la dotación de infraestructura verde y la utilice como herramienta para sanear tanto a la ciudad como a la sociedad.

Por la fragilidad de sus componentes, de todos los proyectos públicos, un parque es el que quizás presenta la mayor dicotomía entre lo diseñado y lo finalmente ejecutado. Muchas cosas no se han hecho y otras muchas tampoco se harán jamás, muchas también fueron pensadas como utopías que fortalecieran los conceptos y con el paso del tiempo han terminado tomado mucho más cuerpo que el que nadie previó y capaz que hasta terminen concretándose. También como todo proyecto público, el diseño de un parque es siempre una mezcla de satisfacciones y frustraciones, de logros y fracasos, de previsiones y sorpresas. En un balance final positivo reside el ‘gran arte’ que debe manejar el proyectista que se interese por estas lides.

Finalmente, habría que agregar que en la tradición del arquitecto paisajista, la ejecución de la obra es un proceso en el cual se participa directamente, y concluye de manera exitosa el proceso de diseño. A diferencia de lo que habitualmente pudieron hacer Capability Brown, Alphand, Le Notre, Burle Marx u Oscar Praguer que ajustaron y dirigieron sus obras en el terreno, en nuestro caso como consultores nos ha tocado quedar excluidos del proceso de construcción en el caso de este proyecto, lo que ensancha aun más la distancia entre proyecto y obra construida.

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